jueves, 13 de abril de 2017

Otras vicisitudes por las que atravesó el príncipe Hamlet (I)

Marietta Gargatagli publicó en El Trujamán sendos artículos a propósito de Hamlet, de William Shakespeare y la actitud de la Inquisición ante la posibilidad de que la obra se tradujese en España. El primero salió el 31 de marzo pasado.

Sospechas de Inquisición en Hamlet (1)

No sabemos por qué el Hamlet de Shakespeare tardó tanto en ser traducido en castellano. Quizá pudieron influir los velados vínculos con las Artes de la Inquisición española de Reinaldo Montano (también llamado Reinaldo González de Montes) traducido al inglés en 1568 como Reginaldus Gonsalvius Montanus: A Discoverynand Playne Declarationn of sundry subtill practises of the Holy Inquisition of Spayne por el editor John Day.

Según este vínculo, sugerido por el historiador Morón Arroyo, Montano pudo ser «la fuente del doble espionaje que conduce a una intensificación del odio entre Hamlet y su tío y enemigo» y la razón de que «el personaje Reinaldo, que tan sólo aparece en la escena I del acto II, se llamara Montano en la primera impresión pirata de 1603».1 No resultaría fácil examinar la totalidad de la hipótesis; sin embargo, la escena I del acto II, de la que T. S. Eliot afirmó que no tenía el estilo de Shakespeare,2 parece interrogarnos de muchas maneras.

Cualquiera sea el resultado de esta conjetura, la notable repercusión de las Artes merece recordarse. Según Christine Giesen, su autor debió ser andaluz, conocedor de las obras de Erasmo, partidario del protestantismo, familiarizado con las prácticas de la Inquisición española y testigo de la represión contra los protestantes sevillanos ocurrida en 1557 y 1564. La mayor parte de los investigadores coinciden en que estos indicios señalan a Casiodoro de Reyna, el artífice de la valiosa traducción de la Biblia en los Siglos de Oro. Se aduce, entre otros datos fehacientes, que «el editor Oporino, en una carta del 10 de junio de 1567 (…), pregunta si la obra de Reina sobre la Inquisición ha sido quemada en Flandes o si, en el caso contrario, no quiere publicarla. En otra carta de Reina a Diego López, de París, de septiembre de 1567, el propio Casiodoro menciona su publicación».3

Las Artes —publicadas por primera vez en latín en 1567 por Michael Schirat o Chirat, editor francés que trabajó en Heidelberg, como Reginaldus Gonsalvius Montanus, Sanctae Inquisitionis Hispanicae Artes aliquot detectae, ac palam traductae— se tradujeron casi de inmediato al francés (Histoire de l’Inquisition d’Espagne: exposee par exemples pour estre mieux entendue en ces derniers temps, 1568), al inglés (mencionado arriba), al holandés y al alemán.4 La primera versión en España, Artes de la Inquisizion española, apareció en 1851 traducida por Santiago Usoz y Río, con prólogo de su hermano Luis Usoz, personalidades y personajes cuyas biografías sería interesantísimo estudiar.

Se sabe que Hamlet fue escrita entre 1600 y 1601, que se editó en 1603 y en 1604 (Q1 y Q2), que en 1623 apareció el Primer folio con nuevas anotaciones escénicas y 70 versos que no figuraban en el segundo cuarto.5 Existen numerosas conjeturas sobre una pieza anterior no conservada, el Ur-Hamlet que circuló entre 1580 y 1590, que se atribuye a Thomas Kyd o a Shakespeare y que Harold Bloom atribuye decididamente a Shakespeare.

La autoría de Thomas Kyd se justifica porque, como se supo dos siglos más tarde, fue el creador de La tragedia española (c. 1589), drama isabelino de venganzas, violencia y sangre influido, como también Hamlet, por las traducciones de Séneca que dieron renovada forma al teatro del Renacimiento. La tragedia de Kyd tiene ciertas similitudes con Hamlet y la edición de 1602 alberga 325 líneas de mano incierta que investigadores contemporáneos (Brian Vickers, Douglas Bruster) consideran de Shakespeare. ¿Estuvieron las Artes de la Inquisición presentes de alguna manera en ese cruce de escrituras y textos?


Notas:
(1) Ciriaco Morón Arroyo: «La Inquisición y la posibilidad de la gran literatura barroca», p. 320. En Ángel Alcalá (Ed.): Inquisición española y mentalidad inquisitorial, Barcelona, Ariel, 1984. 
 (2) T. S. Eliot: Selected Essays, New York, Harcourt, Brace and Co,1950, p. 123. 
(3) Christine Giesen: «Las Artes de la Inquisición Española de Reinaldo González de Montes: contextos para su lectura», Espacio, Tiempo y Forma, Serie IV, Hª. Moderna, t. 14, 2001, p. 105.
 (4) En la primera traducción francesa, que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, figura, manuscrita, una lista bastante extensa de traducciones de la obra. 
(5) Del Primer folio desaparecieron 230 versos que algunas versiones, como la de Tomas Segovia, restituyen. 


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